Fernando Cámara

En la historia del fútbol nacional se ha podido ver como equipos nacen y mueren en un abrir y cerrar de ojos. No es coincidencia que Venezuela es el país con más campeones desaparecidos: Galicia, Deportivo Italia, Unión Deportiva Canarias, Marítimo, Nacional Táchira, Unión Atlético Maracaibo, entre muchos otros.

Cada año se puede ver como clubes de primera división tienen problemas financieros, lamentablemente se ha convertido en algo muy común. Hace dos temporadas, el Zamora sumergido en deudas fue campeón del Clausura. José de Jesús Vera, quien fuera el entrenador del cuadro barinés, pasó por circunstancias muy parecidas con Estudiantes de Mérida en el Torneo Clausura del 2009, donde llegó a la última fecha con chance de alzarse con el trofeo.

El actual campeón, el CD Lara, está viviendo una situación muy dura. Su nómina es muy alta y la deuda es demasiado grande. Lo único que puede salvar a la institución es su venta pero el dueño, Arid García, está solicitado por la justicia y bajo esa condición no puede vender ni traspasar ninguna su propiedad.

Lo que da más impotencia es que la Federación Venezolana de Fútbol hace poco para solucionar este gran inconveniente. Laureano González, vicepresidente del ente, en un artículo hecho por el colega Daniel Prat para el diario El Nacional, se desmarcó del problema alegando lo siguiente: “A la federación le interesa poco o nada quiénes son los dueños de los planteles. Lo importante es que cumplan con los compromisos que tienen con los jugadores. El resto es un problema interno del conjunto”.

Si una de las principales autoridades de la FVF dice eso, ¿Podemos esperar que las cosas mejoren? Las esperanzas son pocas. Una de las soluciones es que los clubes lleguen a un acuerdo y formen una liga, tal como ocurre en España (Liga de Fútbol profesional) e Inglaterra (Premier League). Que cada quien cuide por sus intereses, que se repartan los derechos televisivos de manera justa, que ellos mismos la manejen, etc. No hace falta ir muy lejos para darse cuenta de que eso puede funcionar, basta con ver a la Liga Venezolana de Beisbol Profesional, más allá de que sea otro deporte.

También preocupa las actuaciones de los conjuntos criollos en competiciones internacionales en los últimos años. De los cuatro equipos que participaron el Copa Sudamericana, solo Mineros de Guayana pasó de fase y se convirtió en el primero que lo hace eliminando a un rival de otro país. En Libertadores, el último que trascendió de ronda fue el Caracas FC en el 2009.

Otro tema es el número de clubes en primera: dieciocho, son demasiados para la máxima categoría de nuestro balompié. Pienso que la cifra idónea sería catorce. Hay conjuntos que no tienen ni la economía ni la estructura para estar ahí.

No hay duda que nuestro fútbol ha crecido mucho pero eso no es suficiente. Casos como el del Deportivo Lara hacen que la evolución se frene y que cada vez menos empresarios se atrevan a invertir. A fin de cuentas, la escuadra rojinegra está yendo por el mismo camino que los mencionados en el primer párrafo y va rumbo al cementerio del cual ellos forman parte.