Desde el Centro del Campo: La Vinotinto y sus estilos

Fernando Cámara

Desde que César Farías es seleccionador nacional ha estado en el ojo del huracán. Su filosofía siempre ha sido objeto de crítica. Muchos fanáticos se acostumbraron al estilo de Richard Páez, el del fútbol alegre y de pases cortos, que es distinto al que tiene La Vinotinto hoy en día.


La Copa América significó un antes y un después en el ciclo del entrenador cumanés, corrigió una serie de cosas, unió al grupo y esa fue una de las causas por las cuales se llegó a semifinales. La eliminatoria sudamericana comenzó de gran manera, para la quinta fecha ya se habían obtenido ocho puntos (2PG, 2PE y 1PP) pero hubo una piedra en el camino: Chile. La derrota ante los australes fue dolorosa por dos cosas: primero, fue de local y segundo, el cómo se perdió, se propuso muy poco en ataque y los visitantes fueron los que manejaron el cotejo.


El segundo tiempo contra Perú recordó aquella caída en Puerto La Cruz, la ofensiva fue pobre y la zaga hizo aguas ante los atacantes incas. Nuevamente se volvió a cuestionar la capacidad del cuerpo técnico del combinado patrio y no era para menos, la racha era de dos juegos perdidos y se había jugado de muy mala manera.


Ante Paraguay existía la obligación de ganar para seguir en la lucha por un cupo a Brasil 2014. Para hacerlo se debían modificar muchos aspectos y Farías lo hizo: le dio entrada a seis futbolistas en el once titular y cambió la forma de jugar. Optó por el balompié de toque, la presión alta, el volumen de juego y mucha movilidad del medio en adelante. Claro, para poder hacer eso puso a los que mejor tratan la esférica: Arango, Seijas, Salomón Rondón, César González y Josef Martínez (una grata sorpresa). Ellos enloquecieron a la zaga paraguaya y fueron la clave para conseguir el triunfo en el Estadio Defensores del Chaco.


Se sabe que no siempre se podrá usar una estrategia así, habrá encuentros donde se apelará al orden defensivo y a los contragolpes pero frente al equipo albirrojo se comprobó que se puede jugar a otra cosa. Desde hace mucho tiempo no se veía a la selección venezolana generar tantas ocasiones de gol y no solo a pelota quieta. Inclusive, son pocos los mano a mano que se recuerdan del ciclo Farías, Salomón tuvo uno y no lo desaprovechó, sin contar el de Richard Blanco.


Se puede jugar a la contra sin renunciar al ataque y con toques a ras de piso, hay equipos que lo hacen: Real Madrid, Portugal, Italia, Uruguay, entre muchos otros. El pase largo y las jugadas a balón parado son recursos importantes pero no deben ser los principales argumentos ofensivos. También quedó plasmado que es posible ganar sin Tomás Rincón.


El director técnico del combinado patrio debe tener en cuenta que lo hecho en La Asunción frente a los guaraníes está en el ADN del futbolista venezolano, es con la cual se identifica más y se siente mejor. Cada vez que se tenga que salir a proponer se debe jugar así, es mejor defenderse con el balón que sin él.

Otra cosa, en el fútbol como en la vida, cada vez que se afronta un reto se debe salir a ganar, es la única forma de triunfar, si se enfrenta ese desafío a no perder, se caerá en el intento.


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